Si hay un sabor que evoque La Mancha es el del queso manchego, con todo lo que hay detrás de un bocado de este producto: más de 3.000 años de historia con una técnica de elaboración depurada, que poco ha variado desde la Edad de Bronce, periodo en la que se han datado numerosos recipientes de elaboración de queso en esta región.
Un queso viajero que, según los escritos de Apicio Claudio (siglo I d.C), ya era apreciado en la antigua Roma. Con numerosas referencias en El Quijote es, sin duda, embajador y anfitrión gastronómico de nuestra tierra en todo el mundo. Un queso con identidad propia, reconocible fácilmente por su morfología y, sobre todo, por su sabor.